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Esta es la frase que puede escucharse en los pasillos de los hoteles de lujo a eso del anochecer. Consiste en preparar la habitación de los clientes para cuando se vayan a dormir: se abre la cama, se cierra la cortina, se apagan todas las luces excepto la de la mesilla de noche, se vacían las papeleras. En el baño se ponen toallas limpias, se reponen los amenities... y se deja un detalle encima de la cama: normalmente chocolatinas, como se puede ver en la fotografía de la izquierda.
Este tipo de servicio es requerido por clientes de altísimo poder adquisitivo, ya que es habitual que en sus casas cuenten con servicio doméstico que todas las noches les abran la cama. Es lógico y normal que pidan lo mismo cuando se alojan en un hotel, ya que forma parte de su rutina nocturna.