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Esta es la frase que puede escucharse en los pasillos de los hoteles de lujo a eso del anochecer. Consiste en preparar la habitación de los clientes para cuando se vayan a dormir: se abre la cama, se cierra la cortina, se apagan todas las luces excepto la de la mesilla de noche, se vacían las papeleras. En el baño se ponen toallas limpias, se reponen los amenities... y se deja un detalle encima de la cama: normalmente chocolatinas, como se puede ver en la fotografía de la izquierda.
Este tipo de servicio es requerido por clientes de altísimo poder adquisitivo, ya que es habitual que en sus casas cuenten con servicio doméstico que todas las noches les abran la cama. Es lógico y normal que pidan lo mismo cuando se alojan en un hotel, ya que forma parte de su rutina nocturna.
Sin embargo, en los últimos tiempos podemos ver como numerosos hoteles de cuatro estrellas e incluso algunos de tres, deciden incluir el servicio de descubierta o cobertura (turndown service en inglés), haciéndolo además de manera universal, quizás buscando diferenciarse de su competencia. El resultado es bastante desigual, ya que hay clientes que no saben que es eso de "descubierta" y cuando abren la puerta de la habitación se encuentran a una muchachita con una cesta de bombones y la tarjeta de la previsión meteorológica en la mano a lo que ellos responden con un "gracias por el detalle", pensando que la descubierta es recibir un par de chocolatinas y la tarjeta.
Otros en cambio, abren en pijama con cara de recién despertados del primer sueño y con pinta de no entender a que viene una interrupción a esas horas. ¿Quiere que le componga el baño? Pregunta la camarera. A lo que el cliente responde: ¡no gracias, mejor mañana!
Por último tenemos a ese otro grupo de clientes que en el momento de la descubierta no se encuentran en la habitación y cuando regresan se quedan sorprendidos ante el cambio que ha experimentado la habitación en su ausencia y después van y lo cuentan en Tripadvisor como si acabasen de descubrir un mundo nuevo.
La pregunta es ¿Merece la pena el servicio de descubierta en un hotel con menos de cinco estrellas?
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